Emilia Cortés Pintado

Nació en Extremadura  en una familia modesta de agricultores. Es la mayor de tres  hermanos. Tuvo una infancia muy feliz con unos recuerdos inolvidables a pesar de que por aquella época no había mucho dinero para juguetes. Era feliz cuando llovía porque salía con sus botas katiuskas a correr por los charcos que dejaba la lluvia en unas calles que aún estaban sin asfaltar o hacer muñecas de trapo.

Siempre fue una niña vivaracha y ávida por aprender todo lo que estuviera a su alcance. Disfrutaba sobre todo de la lectura y el dibujo. En su pueblo había una biblioteca municipal que para ella era muy importante pues sacaba todos los libros que quería leer y eso era un lujo en aquella época.

Tenía muchas amigas tanto del barrio como del colegio. Estudió el bachillerato en un colegio de monjas, el Sagrado Corazón de Jesús. Aquella época fue una de las más bonitas de su vida. Su relación con las monjas y amigas marcó fuertemente su personalidad y su carácter para siempre.

Al acabar el bachillerato tuvo un conflicto importante familiar, debido a que decidió abandonar de repente los estudios en contra de la opinión de sus padres. Fueron días muy difíciles para todos, hasta una monja que la quería mucho, intervino, pero nadie consiguió que cambiase de idea. Fue de lo único que se arrepintió en la vida.

Se casó muy joven y se vino a vivir a Madrid. Aquí estudió auxiliar administrativo y de enfermería. En 2004 comenzó a trabajar en el Hospital de Fuenlabrada, en la  consulta de Cirugía, hasta agosto de 2018 fecha en la que se jubiló. A pesar de su edad, sigue teniendo muchas ganas de hacer cosas y ayudar a los demás, es por lo que está en EnganCHADos.

«La verdad es que me siento una privilegiada cuando pienso en ellos.»

Volver